martes, 2 de febrero de 2010

La fábula del Lobo y el Lechón


Después de tanto meditar y dar vueltas sobre lo que se dijo y no se dijo sobre el cerdo y aunque me prometí no criticar, y eso que es fácil criticar todo, voy a tratar de aclarar porque el lobo se quería morfar a los tres chanchitos, sí, por algo el lobo estaba desesperado por comerse a los tres lechones. Parece ser que el lobo tenía una novia y por esos días estaba en esos días donde la naturaleza animal esta sedienta de cariño. Y como el lobo no era un gran amante, la loba lo amenazó que sino mejoraba su performance en la cama, ella se iría con el lobo de caperucita. Entonce Muriel, así se llamaba él, decidió ir en busca del gran secreto, un secreto guardado por siglos en los montes del Maestro Puerco, un animal único en su raza, un lechón adobado con caramelo y acompañado por una ensalada mixta, una delicia, que Muriel necesitaba para poder cumplir con su exigente novia, La loba.
Así fue que Muriel se levantó a las 5 de la mañana del día siguiente a la amenaza de su novia, y arrancó la travesía, llevaba con él una mochila que dentro sólo tenía una frazada para no sufrir frío por las noches. Los primeros 10 km fueron fáciles para Muriel, ya que conocía ese camino de memoria, ya que de pequeño su padre le enseñó a cazar, aunque él nunca se destacó por su destreza de lobo cazador, el era un amante de la música y quería ser cantante, algo que a su padre le disgustaba mucho, ese día Muriel iba recordando todo lo que aprendió de su padre, y se dio cuenta que era la primera vez que recorría ese bosque sólo.
Después de transitar mas de 30 km bajo lluvias, vientos y hasta nieve, Muriel llegó al pie de una montaña, se dio cuenta que era el lugar que estaba buscando, no se si fue por el paisaje, por la forma de chancho que tenia la montaña o era ese olorcito a lechón recién sacado de la parrilla, a Muriel le brillaban los ojos, no podía creer estar en ese lugar rodeado de aguas danzantes, personas que se empujaban para probar un pedacito de ese lechón. Cuando el Maestro Puerco visualizó la figura de Muriel, a éste le dio lástima, ver a un lobo como Muriel cansado por el viaje, con hambre y un olor insoportable que emanaba de su pelaje todo sucio por el polvo del camino.
El Maestro lo miró fijo y le preguntó- ¿Qué es lo que quieres OH lobo mugriento?
Muriel, temblando por tener fuerzas para mantenerse parado, se dio cuenta que le estaba hablando a él, aunque no muy convencido por lo de mugriento, le contestó- OH Puerco, gordo grasiento, animalito de Dios, he venido de muy lejos para que me cuentes cual es el gran secreto de tu especie.
El Maestro Puerco guardó silencio, mientras pensaba la respuesta y miraba a Muriel de arriba hacia abajo, notaba como él miraba con hambruna al lechón que daba vueltas y vueltas en la parrilla, le respondió- OH lobo querido, que te ha pasado para estar tan hambriento, ven siéntate a la mesa y acompáñanos a degustar y luego te contare los secretos de la carne porcina.
Muriel agradecido se sentó en la mesa y se preparó un plato con ensalada y luego se sirvió un pedazo de lechón, el más tierno que había probado en su vida, él se sentía en el cielo, saciando su hambre, en toda la distancia que recorrió para llegar a la montaña Muriel sólo había comido unas mandarinas que encontró en una verdulería que estaba desierta en el medio de la nada.
Así pasaron tres días entre lechones y damajuanas de vino, Muriel había olvidado por completo a que había llegado hasta esa montaña y el Maestro Puerco tampoco estaba desesperado por responder la pregunta que le realizó el lobo apenas llegó. Cuando por fin Muriel recordó su cometido, buscó al Maestro para preguntarle pero él ya no estaba, se había ido para siempre, pero le dejó una nota a Muriel, explicando los motivos de su ausencia, donde le explicaba exactamente que se fue de viaje con la Loba, sí la novia de Muriel que estaba necesitada de afecto, durante los tres días que Muriel se la pasó comiendo carne de chancho, el Maestro se fugó con Loba. Así que a partir de ese momento Muriel comprendió que el lechón es un animal sexual, así que juró vengarse de los tres hijos del Maestro, claro que todavía nunca pudo.

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